dijous, 8 d’agost del 2013

CARTA ABIERTA AL COMISARIO OLLI REHN

¿Desconocimiento o mala fe? Señor Rehn, por la responsabilidad de su cargo en la unión europea espero que se trate de lo primero, porque lo segundo sería absolutamente inacceptable en cualquier cargo público. Y concediéndole el beneficio de la duda respecto a sus verdaderas intenciones, sus declaraciones pidiendo un nuevo recorte de los salarios en España me obligan a considerar que su grado de ignorancia es de tal magnitud que no lo hacen merecedor de pertenecer a ningún gobierno que se precie de tener cierto nivel intelectual. 
Supongamos que los empresarios españoles siguieran su inteligente recomendación y redujesen los salarios delos trabajadores en un 10%. ¿Realmente cree usted que la contratación aumentaría en un 10%? ¿Piensa usted que las empresas que tienen cubiertas sus necesidades de personal en un entorno de baja demanda contratarían más trabajadores? ¿Para qué? ¿Para producir más sin poder dar salida a los productos en el mercado?¿Para reducir la productividad teniendo más trabajadores para la misma producción?. ¿Se da cuenta de que algo falla en su razonamiento? ¿Aprecia estas sutilezas, señor Rehn? ¿O es que lo que usted busca es simplemente incrementar un 10% el beneficio empresarial sin incrementar ventas, haciendo recaer el esfuerzo en los trabajadores? ¿No será que usted quiere beneficiar a las compañías multinacionales que quieren reducir los salarios a basura con la falsa promesa de la relocalización? Parece que abrirse paso cierta sospecha no ya de mala fe, sino de una claudicación de un comisario europeo ante las presiones de las grandes empresas y contra los ciudadanos de nuestro país.
Pero le voy a conceder el beneficio de la duda. Imaginemos por un momento que lo anterior se produce y la rebaja de sueldos abre la veda de la contratación: los empresarios españoles se lanzan a una vorágine de contratación y aumentan sus plantillas en ese 10%. Señor Rehn, ¿ha hecho cuentas? Los trabajadores mileuristas, que a duras penas llegan a fin de mes, no sólo serían un 10% más sino que además cobrarían un 10% menos. ¿Sabe usted que España ha sido el país donde se han reducido más los costes laborales durant la crisis? ¿Sabe también que llevamos ya tres años de contínuas bajadas de sueldos? ¿Sabe usted lo que esta reducción significa para personas que a duras penas cada mes pagan alimentación, consumos de la vivienda, ropa, transporte, educación, salud, alquiler o hipoteca? ¿Ha preguntado a los bancos españoles cómo afectaría a la morosidad que dichos mileuristas se conviertan en novecientistas? Y suponiendo que todos ellos dediquen su nómina en primer lugar a pagar las deudas con los bancos, ¿cuántos de ellos podrá destinar algo de dinero a consumir fuera de la estricta primera necesidad?¿Ha pensado que en un entorno en que el consumo no se está recuperando usted le daría la estocada final?
Quizás no le hemos entendido bien. A lo mejor la traducción de lo que dijo no era fiable o bien necesitaría explicárnoslo a un nivel que los españoles podamos comprender. Ya se sabe que nuestra educación es de un nivel muy bajo. Ya sabemos que usted comparte también la opinión de que no vale la pena que invirtamos ni en educación ni en salud.
Señor Rehn, el propio FMI ha aceptado que se pasó de frenada con Grecia y que “austeridad” había perjudicado gravemente al país hundiéndolo en la mayor de las miserias. ¿Ha visto usted que España parece empezar a levantar cabeza y ha decidido que no puede ser?¿No será que a usted le interesa que España también se hunda para poder venir a buscar después ofertas y mano de obra barata? ¿No tendrá usted la concepción de que los españoles son ciudadanos de segunda categoría? ¿No destilan sus declaraciones cierto tufo de desprecio e ignorancia respecto a la ciudadanía de nuestro país? Creo que usted es un peligro público para los trabajadores europeos y especialmente para los españoles.
En fin, se me ocurren mil razones más para pensar que su opinión sobre los salarios en España es absurda y poco meditada. Alguien de su responsabilidad debería pensar dos veces las recomendaciones que hace, y quizás alguien debería pedir su dimisión por incompetencia absoluta. Si los gobiernos de la Unión Europea no son capaces de dar la vuelta a esta situación echando a gobernantes de tan bajo nivel como usted, quizás deberán ser los ciudadanos los que lo hagan, y eso puede ser que cada vez esté más cerca. La paciencia tiene un límite.